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….Permítanme comenzar esta breve intervención, en la que hago algunas reflexiones sobre la relación entre educación, universidad y sociedad, con unas palabras de Ortega y Gasset pronunciadas en 1932 que, trasladadas a nuestra realidad educativa, socio-cultural y política actual, me parece que tienen gran pertinencia: “hoy atravesamos –contra ciertas presunciones y apariencias- una época de terrible incultura. Nunca tal vez el hombre medio ha estado tan por debajo de su propio tiempo, de lo que este le demanda. Por lo mismo, nunca han abundado tanto las existencias falsificadas, fraudulentas. Casi nadie está en su quicio, hincado en su auténtico destino. El hombre al uso vive de subterfugios en que se miente a sí mismo, fingiéndose en torno a un mundo muy simple y arbitrario, a pesar de que la conciencia vital le hace constar (constatar) a gritos que su verdadero mundo, el que corresponde a la plena actualidad es enormemente complejo, preciso y exigente. Pero tiene miedo –el hombre medio es hoy muy débil, a despecho de sus gesticulaciones matonescas-, tiene miedo a abrirse a ese mundo verdadero, que exigiría mucho de él, y prefiere falsificar su vida reteniéndola hermética en el capullo gusanil de su mundo ficticio y simplicísimo. De aquí la importancia histórica que tiene devolver a la Universidad su tarea central de del hombre, de enseñarle la plena cultura de su tiempo, de descubrirle con claridad y precisión el gigantesco mundo presente, donde tiene que encajarse su vida para ser auténtica”[2]. Seguir leyendo